Si hay un sentimiento preponderante en una relación tóxica, es el sufrimiento. Pero, así como en otras situaciones resulta evidente y por lo tanto escapamos de él, cuando una pareja, pese a amarse (o algo parecido), se hace daño de forma constante debido a la progresión de ciertas dinámicas peligrosas que no siempre resultan fáciles de identificar y rozan o pueden llegar a traspasar la línea del maltrato psicológico; ya sea porque no lo quieren ver, ese malestar es sutil y paulatino, está enmascarado por miedos, o aporta otras cosas a las que no se está dispuesto a renunciar. En cualquier caso, acabará destruyendo las vidas de Ignacio y Aurora, los protagonistas de esta novela con profundo contenido sicológico. Cuando el amor nubla el juicio ¿se llega a perdonar prácticamente cualquier cosa? ¿O no es amor lo que esta pareja swinger sintió desde que se conocieron, siendo solo unos fantoches que representan a la parte de la sociedad en que se encuentran inmersos y buscan desesperadamente no llegar al punto en que todo se quiebra? Fantoches asume el riesgo y aborda el tema del erotismo como sustituto de la realidad, pero no de una realidad explícita que muestra la existencia, encubriendo los sentimientos y placeres íntimos, sino basada en el placer de la ensoñación, de la catarsis y de la imaginación, y crea una historia que lleva al mundo del goce banal, de las sensaciones donde es posible descubrir las fuerzas interiores de los seres humanos, los placeres escondidos y matizados. Para terminar con una historia que sorprende por su giro insustancial, como las vidas de sus personajes.